Bonos

Caída del mercado de bonos: Hay que redefinir el concepto ‘inversión sin riesgo’

  • Los bonos llevan tiempo vendiéndose
  • Considerados en su día la inversión más segura, las ventas han demostrado lo arriesgados que pueden ser los bonos de larga duración.
  • Ésta es una gran oportunidad para que los inversores reevalúen su filosofía de inversión sobre la «ausencia de riesgo» de los bonos.
  • «¡Los bonos son seguros!»

    ¿Con qué frecuencia escuchamos esta frase?

    Muchos creían que atiborrar sus carteras de bonos del Estado era el camino correcto hacia la seguridad. La creencia popular era que incluso aunque el mercado de valores cayera en picado, los bonos vendrían al rescate y estabilizarían la cartera.

    Sin embargo, como hemos visto, esta creencia no se ha mantenido. Es importante recordar las palabras del sabio Howard Marks: los mercados son como un péndulo, que oscila entre extremos y rara vez descansa en torno a la media.

    Tras más de una década disfrutando de un entorno de bajo rendimiento y precios al alza, los bonos han tenido un duro despertar. El rendimiento entró en territorio negativo y los precios se dispararon, pero la marea también ha cambiado para los bonos.

    He aquí un gráfico intrigante, que muestra la caída (eso es un descenso) del ETF iShares 20+ Year Treasury Bond (NASDAQ:TLT), en comparación con… el Bitcoin.

    Una mirada atenta revela que la escala de la caída ha sido sorprendentemente similar en los últimos años:

    Todo esto en prácticamente dos años sirve como poderoso recordatorio de que el concepto tradicional de riesgo, tal y como lo entiende el 99% de los inversores, requiere una profunda reevaluación.

    Lo que hace que este mercado bajista sea especialmente intrigante es que la caída en picado de los precios, a diferencia de la crisis de las hipotecas subprime, no fue provocada por el diferencial de riesgo, sino por el riesgo de duración, como se ilustra en la siguiente imagen:

    Simplifiquemos esto para los no versados en jerga financiera: El reciente desplome de los precios de los bonos se debe enteramente a la mayor duración de los bonos que uno escogió.

    Si un inversor compraba bonos con vencimientos más largos, sufría un golpe más fuerte.

    La pregunta clave es: ¿por qué elegir esa opción?

    Algunos podrían argumentar:

    Sin embargo, ¿consideraron detenidamente este riesgo? ¿No les pareció sospechoso que los precios de los bonos (que se mueven inversamente al rendimiento) siguieran subiendo año tras año a pesar de esos rendimientos?

    La codicia parece haber primado una vez más.

    Ahora hay diferentes escenarios dentro de lo malo: hay quienes eran conscientes de los riesgos y podrían pasar sus bonos a sus hijos como herencia.

    Algunos podrían mantener estos bonos hasta su vencimiento para recuperar su inversión inicial, mientras que otros podrían verse obligados a venderlos con pérdidas, desesperados.

    ¿Qué se podría haber hecho de otra manera?

    Se podrían haber diversificado las carteras por tipo de emisor, haber variado las duraciones (buscando una duración media más baja de la cartera), haber mantenido una buena reserva de liquidez específica para comprar en las caídas del mercado (conociendo los riesgos asociados) y haber adoptado estrategias de sentido común.

    En cambio, muchos inversores optaron por perseguir elevados pagos de cupones. Pero quizá la pregunta más pertinente no sea cuándo terminará este mercado bajista, sino si ha llegado el momento de reconsiderar también su filosofía de inversión.

    ***

    Descargo de responsabilidad:

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